Había una vez niño que había recibido poco amor y reconocimiento por parte de sus padres desde muy pequeño. Ese niño se empezó a hacer grande y se esforzó y esforzó por demostrarles que sí servía, que era alguien importante y digno de admirar.
Un día se descuidó y tuvo un par de hijos a los que intentó criar sanamente pero un día se cansó de esa vida y se fue. Se alejó de ellos sin pensarlo, cada vez más. No era una separación física sino, más bien espiritual. Además de ignorarlos los criticaba diciéndoles que no trabajaban lo suficiente. Nunca les reconoció ningún logro por mas que ellos se esforzaran.
El tiempo pasó y las actitudes se potenciaron: cada esfuerzo de los chicos, ahora hombres, era rechazado con esmero, criticado injustamente.
Un día ese señor, ahora viejo, no pudo manejar más su vida y empezó a enloquecer...
Escondió en la casa de sus padres una inmensa cantidad de basura, dejó de pagar sus deudas y a sus empleados. Todo por trabajar, más, más y más.
¿Todo ese dinero "ahorrado" lo quería para disfrutar? No. lo quería para comprar más basura para guardar en esa casa. El circulo vicioso ya se había iniciado.
El día que su madre se fracturó la cadera no fue a verla y ante el tratamiento propuesto por el médico que la vio, que era una cirugía para que pueda seguir caminando como siempre, él pidió que la "dejen así, total ya estaba vieja y siempre estaba sentada". Días después esa mujer se murió. Sola. Su hijo no quiso dejar de trabajar tampoco ese día, tal vez en el afán de demostrarle a su madre que, tal como ella había querido, no era un vago, que iba a seguir esforzándose sin importar qué suceda.
Tampoco le avisó a su hermano, también hijo de ella. Y finalizó todo el proceso con una cremación. Las cosas se resolvieron de la forma más increíble alguna vez vista por mi.
Ese señor había empezado a convertirse en una bestia.
Quien es capaz de actuar así con su propia madre es casi capaz de todo.
Y lo siguiente fue más impensado aún. O no, para los crédulos.
Después le robó a su hijo. Y no le robó un par de naranjas de la heladera, ni un libro que quería leer. Le robó una cifra altísima de dinero. Y además dejó de pagar los aportes que su hijo debía hacerle al Estado. Le robó dinero y le robó su futuro. Porque saldar esa deuda iba a ser imposible y nunca más iba a poder hacer cosas como comprar un auto, poner un negocio, viajar al exterior.
Esta historia aún no tiene fin.
Pero no se angustien, no es cierta...
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